El miedo al fracaso puede movilizarnos y empujarnos a mejorar, pero, en ocasiones, también puede resultar paralizante, generando situaciones de estrés y ansiedad que afecten la vida profesional.

Anticiparse a una situación e interpretarla inadecuadamente nos puede llevar a evitar tomar riesgos y alejarnos de nuestros objetivos, ya sea por una amplificación de las posibles consecuencias o por una baja tolerancia a la frustración.
Por este motivo es importante crear un equipo sin miedo al fracaso, que lo entienda como una instancia más en el proceso de desarrollo profesional y empresarial, y fomentar una cultura que valore la flexibilidad.
Son varias las estrategias que podemos incorporar a nuestros equipos para superar el miedo al fracaso. De esta forma, evitaremos que el miedo interfiera en la empresa y sacaremos máximo provecho de las experiencias.
El punto de partida de todo trabajo ha de ser establecer metas
El punto de partida de todo trabajo ha de ser establecer metas que, sin dejar de ser desafiantes, sean realistas y alcanzables. Los objetivos deben estar adaptados a la realidad económica, sin crear presión, e impulsar la ilusión de los miembros de la empresa.
Capitaliza los errores, entendiendo que pueden ser un resultado posible de una acción. Conviértelos en una experiencia, y resalta frente a tu equipo los conocimientos, hábitos y habilidades que adquirieron a lo largo de este proceso.
Enfatiza en que es un recorrido, que el error no es un fracaso, sino más bien un indicador de que es necesario buscar otra vía para afrontar el desafío. Evita que los integrantes de tu equipo caigan en generalizaciones: no significa que esto va a suceder de nuevo.
Incorpora técnicas y dinámicas para aumentar la tolerancia a la frustración, para poder ser persistente y conseguir el objetivo que persigues junto a tu equipo. ¡Intenta cuantas veces sea necesario!
Liderar con responsabilidad, autonomía y autoridad
Por supuesto, todo equipo necesita de un líder que pueda gestionar el equipo de trabajo y coordinar a los integrantes con responsabilidad, autonomía y autoridad.
Esta persona deberá motivar a los trabajadores para que desempeñen sus funciones en un ambiente laboral equilibrado, y será el responsable de poner en práctica las estrategias que enumeramos en los párrafos anteriores.
Desde su rol el líder deberá integrar a los miembros del equipo, estableciendo una buena comunicación entre ellos, en fin de alcanzar los objetivos de la empresa.
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