Mejorar la productividad laboral de sus equipos es la asignatura pendiente de muchas pequeñas, medianas y grande empresas.
Probablemente, sean las empresas de tamaño medio quienes más perdidas se sientan en este sentido ya que no cuentan con grandes equipos de recursos humanos que puedan realizar un debido seguimiento de esta variable para detectar mejoras.
Es evidente que son muchos los motivos que afectan negativamente al rendimiento laboral de los empleados, dependiendo siempre de la naturaleza de la actividad empresarial. Pero aun así, suele haber una serie de factores comunes que hoy nos gustaría destacar y valorar su posible manera de minimizarlos.
Motivos que causan un descenso de la productividad laboral
1.- Exceso de reuniones
Dicen que en España sufrimos “reunionitis” y en parte es cierto ya que, a la primera de cambio, se convocan interminables reuniones que quitan tiempo a los empleados, frenan su ritmo de trabajo y les saturan en los momentos menos oportunos.
Además, muchas reuniones no son productivas, especialmente cuando se realizan a última hora en la que la capacidad de concentración y atención está por los suelos.
Fijar un calendario de reuniones de antemano solo con las imprescindibles quitará carga mental a los trabajadores, les ayudará a organizarse mejor y no tendrán esa sensación de agobio de “tener que hacer todo lo que han dejado pendiente por acudir a una reunión”.
2.- Horarios no flexibles
La falta de flexibilidad horaria tiene un efecto psicológico devastador en los trabajadores. Cuando a una persona se le echa el tiempo encima por realizar una gestión o dejar a sus hijos en el colegio, llega al trabajo angustiada, agobiada y con el apuro de llegar tarde. Necesita un tiempo de calma y de sosiego en el que difícilmente será productiva, lo que unido al retraso aún se notará más.
Esto es algo tan sencillo de solucionar como implantar una flexibilidad horaria para que los trabajadores tengan un margen sin prisas ni agobios si les surge algún imprevisto a primera hora que retrase su llegada o tenga que adelantar su salida.
El resultado serán trabajadores más tranquilos, más relajados y menos tensos ante este aspecto. Y esto se nota mucho en su productividad laboral.
3.- Jornadas laborales que se prolongan
La productividad laboral decrece con el paso del tiempo de ahí que las jornadas muy largas sean menos productivas. Y esto aún se nota más cuando se trata de trabajadores que están haciendo horas de más por un pico de trabajo o porque tienen que terminar un proyecto a tiempo.
Por eso, debe evitarse que las plantillas realicen jornadas muy largas porque siempre será contraproducente tanto para la calidad del trabajo como para el estado anímico de los trabajadores. Se trata de que gestionen correctamente su tiempo-producción, pero no a base de aumentar sus horas de trabajo.
La solución en la mayoría de los casos podría ser contratar un asistente virtual como los que te ofrecemos en Delegarte. Estos asistentes son perfectos ante un extra de volumen de trabajo o para echar una mano en un proyecto.
Los asistentes virtuales permiten una contratación flexible y pueden liberar a los equipos de una buena carga de trabajo para que no tengan que realizar horas extras o jornadas interminables.
4.- Plantillas rígidas sin posibilidad de promoción
La falta de una posible promoción o de asumir nuevos retos puede provocar que los trabajadores se instalen en “la ley del mínimo esfuerzo” en la que su productividad laboral está a mínimos. Por un lado es lógico, saben que da igual lo que hagan que su puesto o rol laboral no variará y seguirán estancados ahí.
Rotar ciertos puestos, asignar proyectos nuevos a los trabajadores e implementar un plan de carrera son algunas soluciones para poner fin a este problema y devolver la ilusión y las ganas de trabajar.
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